Géneros narrativos 10. El relato autobiográfico

Según la RAE, una biografía es la "Historia de la vida de una persona". Fácil, ¿no? Sin embargo, ya sabéis que siempre hay varias formas de contar las cosas, y el relato biográfico no es una excepción. En función del punto de vista, el tiempo que haya pasado desde los hechos y el propio narrador, estableceremos una tipología muy básica del relato biográfico. En concreto, hablaremos del diario personal, la autobiografía y la biografía.


Diario personal
Cualquier diario personal es por sí mismo una autobiografía de quien lo escribe, aunque la mayoría no sean lo suficientemente interesantes como para ser publicados. Lo más ingrato de los diarios es precisamente que se escriben sin saber si algún día le importarán a alguien. Un buen ejemplo sería el Diario de Ana Frank, que fue escrito sin ninguna pretensión literaria pero que con el tiempo cobró valor. Por lo tanto, un relato de estas características exige un protagonista carismático o de interés público-histórico que no tiene que saber necesariamente que lo es, porque se escribe desde un presente que no permite ver qué pasará en el futuro. En cierto modo, sería como empezar una novela sin saber a dónde se quiere llegar, qué se quiere destacar o qué personajes pueden llegar a aparecer: es una apuesta ciega (¿le importarán mis diarios a alguien en un futuro?). Además, la cantidad de ficción que podemos introducir en este tipo de documentos es mínima ya que, por un lado, los hechos son recientes y el lector contemporáneo se dará cuenta de cualquier invención exagerada; y por el otro, es difícil saber dónde hay que añadir ficción si no tenemos idea de a dónde vamos.


Autobiografía
Un relato autobiográfico siempre tendrá una mayor calidad narrativa, en tanto que se puede insistir en los puntos que consideramos centrales dentro de nuestra propia vida y contamos con la perspectiva del tiempo. Por este mismo motivo será también un relato sesgado, alterado por una percepción más fría y una pérdida de detalle considerable.
La cantidad de ficción que podemos añadir en una autobiografía es ligeramente mayor que en el diario personal, porque ya sabemos qué perseguimos con el relato y qué aspectos de nuestra historia son menos conocidos y, por tanto, más susceptibles de ser alterados. Dependiendo de lo que más nos interese ofrecerle al lector (nuestra relación con algún hecho histórico o institución, nuestra vida personal, la vida de una persona cercana a nosotros...) tendremos que hacer una documentación exhaustiva sobre nuestros propios recuerdos (aquí un diario podría ser útil) y una criba posterior para elegir sólo aquellos que conformen un conjunto narrativo.
La autobiografía es el género más versátil dentro de los relatos autobiográficos, ya que admite muy bien la mezcla con otros géneros. No en vano, siempre se dice que los escritores no pueden evitar incluir aspectos autobiográficos en sus obras: un personaje por allí, una conversación por allá... En estos casos, la ficción será siempre el plato fuerte y, por lo tanto, podremos encontrar también fragmentos que no son fieles a la experiencia del autor, sino conjeturas sobre algo que le hubiera gustado hacer o decir, o personas a las que habría querido conocer.


Estos han sido los géneros biográficos de primera persona. El próximo jueves, en la segunda parte de este artículo, veremos con detalle la biografía.

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