¿Cómo se encarga una traducción?

Cuando tenemos un libro que funciona, lo más normal es que queramos traducirlo a otros idiomas para aumentar nuestro nicho de mercado. Cada vez hay más gente que se autotraduce, o que pide a amigos y compañeros que le traduzcan su libro. Sin embargo, muchas veces olvidamos que hay profesionales de la traducción que, en la gran mayoría de los casos, harán un trabajo de calidad mucho mayor. Veamos algunos consejos para encontrar y contratar a nuestro traductor:


¿Dónde podemos encontrar traductores?
Dentro del mercado de la traducción hay dos grandes ramas: las empresas de traducción y los traductores por cuenta propia o freelance. Las empresas suelen trabajar con textos técnicos o especializados (económicos, legales...), mientras que la mayoría de los traductores literarios son autónomos. Para encontrarlos, lo más útil es ir a una lista de distribución, como ACETT, ProZ o LinkedIn.


¿Qué información nos interesa para elegir a un traductor?
Sea cual sea la lista en la que busquemos, atenderemos sobre todo a tres criterios:
Combinaciones lingüísticas: debemos asegurarnos de que tanto la lengua origen de nuestro texto como la meta están entre las lenguas de trabajo del traductor.
Direcciones: algunos traductores no aceptan traducciones inversas (de su lengua materna a otra), así que deberemos observar las combinaciones con cuidado. Normalmente, las combinaciones se detallan de la siguiente manera: lengua origen-lengua meta, es decir, que, si queremos un traductor del español al inglés, buscaremos el item español-inglés.
Especialidades: no todos los traductores traducen todo tipo de textos: los hay especializados en economía, en textos jurídicos, en textos literarios, poéticos... En este caso, buscaremos traductores artísticos, creativos, líricos o literarios.


¿Es mejor un traductor español o un nativo de la lengua meta?
Ninguno es mejor que otro por traducir desde o hacia su lengua materna: es más una cuestión de gustos. Existe el falso mito de que las mejores traducciones son las que se hacen hacia la lengua materna, pero no deja de ser eso, un mito.


¿Cuánto cobra un traductor?
Las traducciones, por lo general, se cobran en función de las palabras que contiene el texto. Algunos traductores cuentan las del texto origen; otros las del texto meta, así que es aconsejable preguntarlo. Asimismo, la tarifa del traductor variará en función de varios factores:
Lenguas de trabajo: no todas las lenguas cuestan igual. Por ejemplo, traducir al danés costará más que traducir al inglés: es una cuestión de oferta y demanda.
Dirección: las traducciones inversas suelen ser más caras que las directas.Plazo: casi todos los traductores tienen una tarifa estándar y otra más cara que aplican cuando se les encargan proyectos urgentes.
Época del año: los autónomos también tienen vacaciones. Si encargamos le un proyecto al traductor mientras está de vacaciones, la tarifa será más alta. En este caso, el traductor siempre nos advertirá, y hará lo posible por proporcionarnos el nombre de otro traductor que pueda llevar a cabo el proyecto.


¿Cuál es el plazo de entrega del traductor?
La traducción literaria es una de las más duras, y por tanto sus plazos de entrega son más largos. ¿Cuánto exactamente? Dependerá de la longitud del libro, las complicaciones que tenga, la cola de trabajo... Lo mejor es preguntarle directamente al traductor.


El primer contacto con el traductor:
Una vez que hemos encontrado el candidato más apropiado, es hora de ponernos en contacto con él. En casi todos los perfiles profesionales aparecen un teléfono y una dirección de correo electrónico: ambas vías son válidas, salvo que se especifique lo contrario.
En este primer contacto, el traductor nos pedirá algunos datos: qué tipo de traducción queremos (deberíamos especificar, además de que es literaria, si es prosa, verso o teatro), desde qué lengua, hacia qué lengua, qué longitud aproximad tiene y cuál es el plazo de entrega estimado.
Si todo está correcto, nos pedirá que le enviemos el texto para hacer el presupuesto. Es muy importante enviarle el texto completo, el mismo que le vamos a encargar, para que pueda valorar la dificultad y la longitud y elaborar un presupuesto lo más ajustado posible. En este presupuesto aparecerá detallada la tarifa que aplica al texto, el cargo por IVA y otros conceptos, si los hubiera. Además, es importante fijarse en si existen requisitos de pago (cantidades a adelantar, formas de pago...) y qué porcentaje de variación puede haber respecto a la factura final.
Una vez que hemos recibido el presupuesto, acordaremos la forma de pago: normalmente, se adelanta un tanto por ciento y se paga el resto a la entrega del texto meta, cuando recibiremos la factura final.


¿Qué pasa si el traductor no acepta nuestro encargo?
Ya sea porque está de vacaciones, porque tiene una cola de trabajo muy larga o porque el texto no se ajusta a su especialidad, el traductor puede rechazar nuestro texto. Si esto pasa, lo más seguro es que él mismo nos proporcione el nombre y la dirección de contacto de otro traductor que pueda atendernos.


Algunos consejos:
Traducir es un trabajo, no un pasatiempo, así que no es aconsejable insinuar que no tendría que cobrarse.
Las tarifas no se regatean: el traductor es un profesional, y cuestionar sus tarifas es un insulto. Siempre se puede tratar de ofrecer un plazo más largo a cambio de un precio algo más reducido, pero si el traductor dice que no, insistir no valdrá de nada.


Revisar una traducción (otro servicio que suelen ofrecen los traductores) no es gratis: tiene una tarifa más reducida, pero también es un trabajo, y como tal merece ser pagado. De todas formas, no vale presentar una traducción chapucera esperando que el traductor arregle el desaguisado: si no hay por dónde cogerla, lo más seguro es que el traductor la rechace y proponga hacerla de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Quieres comentar algo?